“Ser para crear, crear para ser”

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Nos encontramos frente a una imponente quimera, de necesitar existir para crear, y sin embargo necesitar de la creación para existir.

Lo que puede sonar similar a la afirmación en la cual el filósofo Rene Descartes basaba su vida <<Pienso, luego existo>> él al buscar respuestas, comenzó por dudar de todo, y pudo concluir que era de lo único que estaba seguro era de su irrefutable capacidad para pensar. Así que de lo único que no podía dudar era que pensaba, tenía una alta seguridad intuitiva que lo llevaba a autodefinirse o valorarse como un “yo pensante”.

De una manera parecida, nosotros podemos definirnos como seres creativos, que fuimos creados, por un ser perfecto. Así como un artista firma su obra, nosotros somos dotados por dones especiales, con ideas innatas, que nos inclinan, por ejemplo a la búsqueda de trascendencia, a ser perfectibles, y por supuesto a crear.

El cerebro es el causante de todo esto, es el órgano que nos hace humanos, donde se lleva a cabo el lenguaje y el razonamiento, donde se administra el control sensorial e intuitivo. La inteligencia y los pensamientos se crean ahí.

Para algunos, la creatividad sería un rasgo más de las personas con cocientes intelectuales excepcionales. Para otros, sin embargo, la creatividad se puede encontrar independientemente del cociente intelectual… (Loeches, 2011)

Actualmente se ha volteado a ver a la creatividad a partir de varias ramas de la ciencia, experimentales y no experimentales, se ha visto como algo verdaderamente amplio, y un reto estudiarlo y entenderlo. Se ha buscado clasificarlo y sintetizarlo así como alguna vez a la inteligencia, comprendiendo que no solo un ser creativo pone los ojos en lo artístico y se deja llevar por los sentimientos, sino que también se puede crear a partir de lo perceptible con los sentidos, y por supuesto lo que puede ser traspasado por la razón. Y viceversa para la inteligencia, no únicamente se es inteligente en el campo de la razón sino también de la creación.

 

La noción de ser es una de las más complejas que podamos encontrar en filosofía.  Podemos distinguir dos usos del término "ser" un uso como verbo con una función meramente copulativa al relacionar un sujeto con un predicado. En la historia de la filosofía ha prevalecido, preferentemente, su consideración como sustantivo, como nombre abstracto, adquiriendo un valor existencial, absoluto, que ha sido objeto de distintas especulaciones metafísicas.

Con esta idea podemos considerar que el ser, se remite a lo que es, toda realidad individual llamada ente, siendo independiente de su existencia física o no.

 La creatividad es la habilidad y necesidad de hacer algo de valor, puede ser grande, puede ser pequeño… hacer algo nuevo, diferente, que sorprenda, que haga pensar. Se trata de darse cuenta de que nos siempre hay una manera correcta o errónea de hacer las cosas. La creatividad viene de la inspiración, que encontramos en el mundo en el que vivimos y las personas con las que nos rodeamos, lo que construye de la diversidad de los pensamientos y perspectivas humanas.

¿Será posible aprender lo que se necesita para ser creativo? En los últimos años, ha habido un creciente número de científicos e investigadores, llamando a fomentar y enseñar la creatividad desde una edad temprana en las escuelas y universidades. Aunque el secreto para liberar el genio creativo sigue siendo esquivo, las investigaciones sugieren que es posible preparar la mente para que surjan ideas creativas, y que la creatividad se enseñe incluso como una disciplina académica.

 

LOECHES Manuel Martín 14/10/2011 Ser humano, ser creativo.

http://www.elcultural.com/revista/ciencia/Ser-humano-ser-creativo/29904


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