Winter Sleep y otras críticas en Cannes

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Conforme iba viendo películas en el Festival de Cannes, he ido redactando algunas reviews que os dejo a continuación.

Winter Sleep:

El cine turco está de enhorabuena. Además de cumplir este año su centenario, hoy llega al Festival de Cannes en Sección Oficial a Competición Winter Sleep, largometraje que, pese a durar unas generosas tres horas y media, se ha convertido en mi favorito por ahora.

Aydin, el propietario de un hotel localizado en las montañas de Anatolia, es un hombre maduro que, además de su negocio, tiene un pasado como actor de cierta fama e intenta en sus ratos libres escribir una novela sobre el teatro de su país. Mientras busca la forma de empezar este proyecto, conversa con sus huéspedes, los cuales aportan cada uno su gratuito de arena a la personalidad de Aydin, que pasa la mayor parte del tiempo discutiendo con su hermana y su esposa Nihal, mucho más joven que él y que no tiene claro qué hacer con su vida. De fondo, el invierno en Turquía.

El director de esta película sabe dosificar toda esta historia intimista, manteniendo el pulso durante la película, que no decae en su mayor parte del tiempo debido sobre todo a un protagonista carismático y perfectamente interpretado por Haluk Bilginer y a unas conversaciones largas pero realistas y muy humanas, las cuales invitan a participar de la película activamente y reflejarse en ella. Si a esto le sumamos una Turquía bellamente retratada, unos interiores fotografiados con una delicadeza exquisita y momentos llenos de sentimientos encontrados como la doma de los caballos o la subtrama del niño, tenemos delante un trabajo profundo, que navega como la vida misma entre el llanto, el humor, el odio y el amor, siempre desde una perspectiva amable; como si el guionista y el resto del equipo se compadecieran de los personajes.

Los movimientos de cámara son siempre dulces y sutiles, permitiendo a los intérpretes campar a sus anchas en los largos planos secuencia que pueblan Winter Sleep. El personaje de la hermana también es muy acertado, así como el final que le dan a la mujer del protagonista.

En definitiva, que nadie ironice con el título y la duración de esta película porque se estará perdiendo algo muy grande.

4,5/5

Mr. Turner:

Mr. Turner es otro de los largometrajes estrenados en Sección Oficial del Festival de Cannes. Está dirigido por Mike Leigh y cuenta con el actor Timothy Spall como protagonista en un papel que le va como anillo al dedo.

El largometraje es la biografía del pintor británico J.M.W. Turner y describe de una manera meticulosa, rica y sobre todo artística la trayectoria de su protagonista, cuya obra data de principios del siglo XIX.

Visualmente, esta película es inmensa. Planos secuencia impresionantes con unas interpretaciones de alto nivel, unos primeros planos muy ricos en matices (sobre todo en las pinturas) y una dirección de fotografía que hace que la película parezca un cuadro en movimiento, algo que no me había impactado tanto desde el mítico Satyricón de Federico Fellini. Increíble.

A destacar también la dirección de arte, sobre todo en la secuencia donde Turner va a la galería de arte y tiene un encontronazo con otro artista, ya que nuestro protagonista pinta encima de su última obra. Esta secuencia es de lo que he visto en el cine en mucho tiempo.

Como parte negativa, sus diálogos resultan a veces demasiado teatrales y hay una práctica ausencia de historia. Mike Leigh se dedica a mostrarnos el día a día de Turner de la forma más preciosista que puede pero no sale prácticamente de ahí. Sí es cierto que incluye muchos matices en el personaje, su relación con el padre, su visión del sexo en unas escenas bastante curiosas con su criada, sus paseos en busca de inspiración (otras de las secuencias impactantes de la película), sus momentos de creación, muy gráficos y detallados…

En definitiva, una película contemplativa excesivamente larga pero bella como pocas, con un protagonista en estado de gracia y atípico que hará, a través de sus innumerables gruñidos y muecas, que no te olvides de quién fue Mr. Turner en un largo tiempo.

4.5/5

Alleluia:

El largometraje Alleluia, del director Fabrice Du Welz, es un film rodado en 16 mm. muy singular.

La trama gira entorno a un hombre que seduce a una madre soltera, Gloria, que está intentando rehacer su vida y trabaja en una morgue. A partir de este momento surge entre ellos una historia de amor oscura y salvaje, donde para intentar sacar dinero utilizan la brujería y el contactar con viudas adineradas para robarles todo lo que puedan, llegando incluso al asesinato.

Una historia de amor loco, de pasión desatada y oscura, rodada con una estética muy sucia pero muy sugerente y estética, en la que muchos planos impactan más por la sensación que transmiten que por lo que realmente se ve.
La película está rodada en clave baja con una estética muy desagradable y una imagen llena de grano, siempre provocando al espectador.

Las interpretaciones son impresionantes, Lola Dueñas está increíble en su papel y Laurent Lucas también lo borda, recordando a un Willem Dafoe en estado de gracia, con un toque seductor.

En una historia enferma y desquiciada como esta, también hay sitio para el humor. A destacar la conversación en la iglesia sobre una misión de caridad ficticia, el aquelarre frente a las llamas o el momento “musical” que acaba en gore.

El guión de la película no es su mejor punto, está dividida en cuatro episodios y, aunque funcionan, llevan a un desenlace que deja un poco frío, ya que es curioso que donde más podrían haber tensado y culminado ese extremismo y enfermedad del largometraje, el largo se vuelve un tanto edulcorado y no acaba de rematar donde podría haber sido más interesante.

Esto es un mal menor, ya que la secuencia que aparece durante los créditos vuelve a tener potencia y espectáculo visual, de forma que cuando termina la cinta el espectador obtiene lo que esperaba de un proyecto como este.

Film a tener en cuenta para cuando tenga distribución.

4/5

The Captive:

The Captive es el primer largometraje que he visto de la Sección Oficial a Competición del Festival de Cannes. Es un thriller dramático dirigido por Atom Egoyan y protagonizado por Ryan Reynolds, Scott Speedman y Rosario Dawson.

La cinta nos narra la historia del secuestro de una niña y el proceso de investigación, que combina el secuestro y su infructuosa búsqueda con el presente, muchos años después, ya que se reactiva el caso puesto que el equipo de investigación obtiene nuevas pruebas que indican que la niña está viva, por lo que reabren el caso.

A nivel visual, la cinta cumple con creces, la dirección de fotografía es muy precisa y delicada, y los movimientos de cámara son muy atractivos, aunque en general el punto de vista es frío y aséptico, parece que el director no quiere que empaticemos con los personajes.

Ese ha sido uno de los problemas de la cinta para mí, el hecho de que no hay un halo de misterio, de conflicto o de tensión en una historia que, al menos desde la perspectiva de unos padres que pierden a su hija, debería de tenerla. El secuestrador es desvelado inmediatamente junto con el estado de la niña ya adolescente, sobrecargando el inicio de una información que podría haber sido diluida fomentando la intriga. El motivo del secuestro tampoco importa demasiado y hace que la película flojee en su elección de un ritmo tan pausado, que en cintas como la brillante Spoorloos funcionaba de maravilla.

Las interpretaciones son todas correctas, el secuestrador me ha llamado la atención positivamente, así como algunas conversaciones, muy afiladas, que mantienen le interés de la película hasta su recta final, un tanto lastrada por los clásicos momentos de tiroteo que en un film así tampoco se echaban de menos.

En mi opinión, teniendo recientes ejemplos de impresionante cine de secuestros como Prisioneros o Big Bad Wolves, The Captive se queda un poco por debajo, aunque puede verse con interés gracias al enfoque distinto que ofrece del asunto.

3/5

Cruel Story of Youth:

Esta película de Nagisa Ôshima se ha estrenado por primera vez remasterizada, además de en 4K, dentro del Festival de Cannes 2014 y es una de las precursoras de la Nouvelle Vague japonesa, “Nūberu bāgu”. Ôshima es muy conocido por su largometraje erótico El imperio de los sentidos y el drama homosexual de samuráis Gohatto, estrenado en Cannes 1999.

La historia relata cómo una estudiante es asaltada por un hombre que la confunde con una prostituta y es salvada en el último momento por un joven, empezando desde este momento una relación sentimental que los va destruyendo poco a poco hasta un impactante y llamativo final.

De ritmo pausado, el largometraje nos introduce en un mundo donde todos están deprimidos y, aunque la pareja intenta luchar para salir de él, acaba siendo imposible. Una visión bastante pesimista de la vida pero que Ôshima aborda desde una estética elegante, con una cámara que, aunque de forma pausada en casi todos los tramos del film, no para de moverse.

La fotografía es de corte realista, con unas sombras muy marcadas en los rostros de los personajes pero que sorprende cuando en algunas ocasiones, dentro de esa cotidianeidad, la cámara muestra un destello de belleza poética como por ejemplo en la secuencia de la llamada telefónica de la protagonista.

Las interpretaciones son decentes pero destaca la de la joven protagonista, que muestra una evolución muy clara y hace que el espectador empatice con ella desde el primer momento, endureciendo así las secuencias más dramáticas. Por el contrario, el personaje masculino es mucho más plano, de forma que el contraste queda muy evidente.

En mi opinión, hay demasiado diálogo explicativo sobre el trasfondo de la película, cosa que hace que la historia languidezca, aunque cuando hay acción sube bastantes enteros y mantiene el interés.

Cabe destacar el grado de violencia contra la mujer que se ve durante toda la película, exagerado. Comprendo que era otra época y la realidad era distinta pero desde luego hacía mucho tiempo que no veía algo tan extremo.

Este largo es una rareza pero como cinéfilo la recomendaría a todo aquel que guste de ver buen cine, aunque este sea violento, oscuro y deprimente, con sus pequeños destellos de belleza y alegría juvenil.

4.5/5

When animals dream:

El largometraje es una producción danesa que, en palabras de su director durante la presentación, no trata sobre hombres lobo, sino que contiene un personaje que lo es. ¿Qué es a lo que se refiere? Pues básicamente a que lo que vamos a ver no tiene mucho que ver con las convenciones del género tal y como estamos acostumbrado a verlas, When Animals Dream es una especie de película intimista y estética amparada arropándose en un arco que tiende hacia el misterio y el terror de forma sutil.

Marie, de 16 años, vive en un pequeño pueblo de Dinamarca y sufre de una enfermedad degenerativa que la va convirtiendo en licántropa. Mientras va cambiando, ha de lidiar con su padre y su madre, inválida en una silla de ruedas. Los habitantes del pueblo, conocedores en parte del secreto de Marie, van cerrando el círculo alrededor de la familia para intentar acabar con su potencial peligro animal, desencadenando terribles consecuencias...

El punto más fuerte de la película es, sin duda, su soberbia dirección de fotografía (Niels Thastum). Los paisajes, los ángulos de la cámara y en general todo el despliegue visual de la cinta funcionan genial, todo acompañado por un decente apartado musical (Mikkel Hess).
Los actores cumplen con su cometido, nadie a destacar ni por encima ni por debajo de la media.

El problema de la cinta es que bebe demasiado de la genial Let Me In y esto se traduce en la práctica ausencia de momentos fuertes o violentos, sobre todo tratándose de una película con hombres lobo. Cuando se suceden las muertes, todas son fuera de cámara y rápidas, mientras que con el resto de secuencias y hechos, el director se recrea con estupendos primeros planos en cada acción ocurrida. Hubiera convenido un mayor equilibrio para sobrellevar el ritmo pausado de la historia, que aunque no es original funciona bien.

Sin duda, un placer para los ojos y los oídos en el que el contenido no destaca pero tampoco ofende.

3.5/5

Curse of Downers Grove:

The Curse of Downers Grove es una película floja y llena de topicazos, pero he salido muy contento de la proyección, las cosas como sean. ¿Por qué? Este es uno de los casos en los que los responsables del largo han sido conscientes del guión que tenían entre manos y han decidido, desde un contexto cercano al terror o el slasher con tintes paranormales, cargar de ironía y momentos deliciosamente surrealistas su trabajo. A destacar, sin ánimo de hacer spoiler, la absurda y cachondísima paliza de Tom Arnold a su hijo al final del primer acto de la película. ¿Qué hay antes y después de este momento? Poca cosa.

La trama gira en torno a unos asesinatos de adolescentes atribuidos a una especie de maldición mientras, en paralelo, asistimos al acoso y derribo de unos adolescentes salidos y llenos de hormonas a una joven de poco carisma, que se defiende de ellos junto a su novio, su hermano y su mejor amiga después de un vergonzoso intento de violación. 

Sinceramente, me ha sorprendido que el novelista Brett Easton Ellis, padre de American Psycho, esté metido en el proyecto, así como algunos rostros conocidos de distintas películas y series de calidad. La imagen es bastante mediocre, las secuencias de terror y acción están a un nivel muy bajo, los personajes son puro armatoste sin contenido y los flashes que va teniendo la protagonista sobre la maldición son de carcajada, con unos tonos sepia casi sacados de Instagram. Eso sí, entretiene. Y te engancha. Sobre todo porque, conforme todo el despliegue de cutreces va en aumento, sabes que al final algo va a pasar.

Ahí es donde no decepciona, The Curse of Downers Grove tiene su propio apoteosis violento, lleno de muertes y fantasmadas varias con su doble final, que deja claras las cartas del equipo frente al proyecto. Una broma cutre pero autoconsciente para ver entre amigos a ser posible o en festivales de género a altas horas de la mañana.

2.5/5

 



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