"EL ADMINISTRADOR ASTUTO" (22)

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¡Alabado sea Jesucristo!

 

México, D.F., Diciembre 17 del 2015

 

22.- “PARÁBOLA DEL ADMINISTRADOR ASTUTO”

(Lc 16, 1 – 13)

“Era un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: ‘¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando.  Se dijo así mismo el administrador: ‘¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración?  Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza.  Ya sé lo que voy a hacer; para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas.’

Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’  Respondió: ‘Cien medidas de aceite.’  Él le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta.’  Después dijo a otro: ‘Tú, ¿cuánto le debes?’ Contestó: ‘Cien cargas de trigo.’  Dícele: ‘Toma tu recibo y escribe ochenta.’  El señor alabó al administrador injusto porque había actuado astutamente. Pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz.”

ACTOS DE PREPARACIÓN:

            Fortalece mi Fe, Señor, para que pueda ampliar mis horizontes de acción y decisión; para que por ella pueda ser digno de Ti, en mi actuar como seguidor tuyo.

Que sea la Esperanza, bendito don de Tu Gracia, la que me proyecte como auténtico promotor de Tu Reino en el mundo.

            Y que la Caridad, máxima forma de Tu presencia, me permita lograr la verdadera entrega a mis hermanos.

PETICIÓN:

            Padre de bondad, bien sabes Tú que quiero serte útil, pero hay insidias que solo no puedo vencer; ayúdame a permanecer íntegro en mi actuar.  Que no tenga yo más interés que agradarte, Dios mío.

EL TIEMPO Y EL LUGAR:

Finalmente llega el Señor a Jericó en su último viaje.  Ha venido bajando desde la Gran Ciudad porque aquí pronunciará discursos muy importantes para el futuro del Evangelio.  Esta pequeña pero bulliciosa población de Judea junto al Jordán, es un enclave muy valioso tanto para el Imperio Romano como para los judíos del tiempo de Jesús.  Para los primeros es una fortaleza estratégica en el control militar de la región; y para los segundos es un centro de comercio que les deja muchas ganancias en la venta de sus productos o en la compra de los que llegan al país con las caravanas que se dirigen a Jerusalén.

La gente que habita Jericó es de lo más variado que uno pudiera imaginar: la mitad son judíos, los demás gentiles, extranjeros; la mayoría solo están de paso, pues sus destinos son los puertos del Mar Grande o la cosmopolita Jerusalén; muy pocos se apegan a las tradiciones judías de fe y devoción, casi todos son incrédulos.  Y a esa gente le quiere predicar Jesucristo, a ellos precisamente quiere hablarles de la Buena Nueva; quiere dejarles el mensaje de esperanza que Él sabe que necesitan.

Por eso es aquí, en Jericó, donde el Divino Maestro habla de administradores de bienes; de ricos y pobres; de riquezas, de dinero y de talentos.  La gente de esta ciudad solo pensaba en lo pasajero, solo se afanaba por lo material, solo vivía para esta vida, sin considerar ninguna posibilidad de salvación eterna.  Hoy podríamos identificar a Jericó con cualquiera de nuestras grandes metrópolis; tan inhumanas, tan incrédulas, tan alejadas de Dios por lo material.

LOS PERSONAJES Y ELEMENTOS:

El hombre rico, es Dios.  El administrador, soy yo.  Los deudores del señor, son mi prójimo, creyentes o no.  Los bienes, son los talentos que Dios me ha dado.

MEDITACIÓN:

Frecuentemente se comete el error de meditar esta parábola solo en la ‘primera parte’, que es la que está trascrita arriba, sin tomar en cuenta la ‘segunda parte’, en donde está la respuesta del Divino Maestro sobre este asunto, y que dice:

“Yo os digo: Haceos amigos con el Dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas.  El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fuisteis justos en el Dinero            injusto, ¿quién os confiará lo verdadero?  Y si no fuisteis fieles con lo      ajeno, ¿quién os dará lo     vuestro?

Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro.  No         podéis servir a Dios y al Dinero.”

Para Jesús el Dinero injusto es el producto de todas mis ‘malas artes’ en los negocios; son esos arreglos que hago fuera de la ley, del orden y del bien común. Son también mis acciones en torno a mi familia, mis amigos y mis colaboradores; en cuanto al uso de los recursos que de hecho les corresponden y yo les niego.  Llámense tiempo, bienes materiales o simplemente recursos económicos.  Para Cristo todo cuanto yo haga con este Dinero, es lo mínimo; comparado con lo que pueda llegar a hacer con mi propia vida, que es lo mucho.

Y esto es así, porque para Dios el dinero no es cosa de juicio; para el Señor, lo que se juzga son mis actitudes, mis intenciones y mis decisiones.  Es, pues, el uso de mi inteligencia, de mi libertad y de mi voluntad lo que cuenta delante de Dios.

Por eso recalca Jesucristo ‘que hagamos amigos con el Dinero injusto’ (que de sí ya contiene maldad), ‘. . .para que cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. . .’; lo que significa que debo hacer el bien (aún con las cosas que no son buenas), para que mis acciones sean juzgadas convenientemente. 

“Amar a Dios sobre todas las cosas”, ese es el más grande mandamiento; pero ‘sobre todas las cosas’ debe significar para mí todo cuanto poseo, todo lo que puedo y todo lo que soy; que Dios sea el centro de mi adoración y que no haya nada que pueda substituirlo.  Si Dios no es primerísimo en mi vida, entonces tengo más de un amo; y “. . . nadie puede servir a Dios y al Dinero.”

Ya está claro, también con mis dones, bienes y posesiones debo alabar a Dios.  Que las facilidades que otorgan estos medios me sirvan para ‘hacer tesoros en los cielos’ y ‘amigos en las moradas eternas.’

FRUTO:

VOY A ESCRIBIR DOS PROPÓSITOS TANGIBLES Y ALCANZABLES QUE DEBERÁN CAMBIAR MI VIDA, A FIN DE SER UNA PERSONA CONGRUENTE ENTRE LO QUE ACABO DE APRENDER DE JESUCRISTO Y LO QUE DEBO HACER COMO UN DIGNO SEGUIDOR DEL SEÑOR.

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ORACIÓN A MARÍA:

            Madre Santísima, ayúdame a ser diligente como Tú lo fuiste con las Gracias recibidas; que no confunda yo la importancia entre El Señor de los bienes, que es quien vale;  y los bienes del Señor, que solo deben servirme para su mayor gloria.

Por Jesucristo nuestro Señor.  Amén 

PADRENUESTRO – AVEMARÍA

En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo.  Amén.

 

Afectísimo en Cristo de todos ustedes,

 

Antonio Garelli

 

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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.



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