JESÚS CORRIGE LA AMBICIÓN DE LOS APÓSTOLES (42 de 77)

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¡Alabado sea Jesucristo!

 

México, D.F., Marzo 2 del 2015

 

IV.12.- JESÚS CORRIGE LA AMBICIÓN

DE LOS APÓSTOLES

(Mt 20, 20-28; Mc 10, 35-45; Lc 22, 24-30)

“Se acercan a Él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: ‘Maestro, queremos que nos concedas lo que te pedimos.’ Él les dijo: ‘¿Qué queréis que os conceda?’  Ellos le respondieron: ‘Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.’ 

Jesús les dijo: ‘No sabéis lo que pedís.’ ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo que voy a ser bautizado?’  Ellos le dijeron: ‘Sí, podemos.’  Jesús les respondió: ‘La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado.’

Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan.  Jesús, llamándoles les dice: ‘Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder.  Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos; que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida como rescate por muchos.’”

 

            ¡Acaban de Concelebrar la Primera Misa y ya están fallando nuevamente! En cambio, parece cándida la petición; y sin embargo, detrás de ella está Satanás.  Es el mismo método que usó en el Edén con Eva: un ‘deseo’ y la posibilidad de semejarse a Dios.  Pero igual que entonces, lo que el Demonio quiere es que le demos entrada a sus conceptos, que aceptemos sus planteamientos como posibles, que no seamos humildes. Aquí queda claro, la soberbia, aún en pequeñas cantidades, genera grandes inconvenientes. 

            Ciertamente esto fue lo que les sucedió a los hijos de Zebedeo ante la insulsa petición que le hacen al Señor, se ensoberbecieron.  Cuando uno lee estos pasajes del Evangelio, no se puede evitar pensar en lo desubicados que estaban los discípulos respecto del Reino de los Cielos.  Hoy en día quizás sea más fácil entender estas verdades, porque existen dos mil años de Magisterio de la Iglesia inspirado por el Espíritu Santo; (y sin embargo, cómo se pierde uno en criterios, definiciones y modos de actuar). 

            Es muy significativo que sean precisamente estos dos, los que hayan solicitado ‘una pequeña consideración a su favor’ encima de los demás: Santiago será el primer Apóstol martirizado; y Juan será el último que muera.  Pero en todo caso el evento sirve como oportunidad para el Señor, y deja vivas esas maravillosas palabras que hoy son fondo y forma del apostolado: “. . . el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos. . .”

            Si para ellos no estaba claro, para los actuales cristianos nunca ha estado más entendible.  Hay que desechar toda clase de manifestación de soberbia en la entrega al trabajo para Dios, por mejor intencionadas que sean las acciones; el protagonismo para el lucimiento personal, solo genera desestabilización de la cordura propia y la de los que nos rodean. 

            Y ese, es el método preferido del Demonio para acechar: que se generen rencores, envidias, dudas y malos entendidos; porque cuando se ‘gasta’ la razón en estas debilidades, la voluntad para decidir está perdida; por lo tanto, decidimos mal.  Ello, en el plano de la conciencia; pero en el ámbito del sentimiento, del corazón, el daño puede ser mucho mayor, ya que nuestra sensualidad se ve afectada más fácilmente por el desengaño, la desilusión y la discordia.  Basten como evidencia, las sapientísimas palabras con las que el Señor cierra el asunto, diciendo: “. . . que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida como rescate por muchos.

            Otros dos que caen; Santiago y Juan también han sido tentados y le han fallado al Maestro.  Y si digo que caen, es porque no resulta ‘poca cosa’ causar escándalo en los demás, dentro del círculo en uno actúa; escandalizar es un pecado grave, pues se provoca a que otros caigan en el error.  Un golpe más del Demonio al Mesías, en su acecho; un intento más por debilitar al hombre.  Pero otra vez, una gran enseñanza de Cristo Jesús aprovechando el mal ocasionado: humildad, servicio y entrega, deben ser los sellos que identifiquen al Apóstol; exactamente como hizo Él.

            Una vez más has sido superado el Satán; porque con el mal causado a pocos, se ha podido instruir en el bien a muchos.  En aquella ocasión aprendieron diez que se indignaron; hoy favoreciendo a millones que del hecho se enteraron. Puedes estar seguro: ¡No vencerás, Satanás! 

Afectísimo en Cristo de todos ustedes,

 

Antonio Garelli

 

 

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