"LAS DIEZ VÍRGENES" (29)

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¡Alabado sea Jesucristo!

 

Ciudad de México, Febrero 11 del 2016.

 

29.- “PARÁBOLA DE LAS DIEZ VÍRGENES”

(Mt 25, 1 – 13)

“Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio.  Cinco de ellas eran necias y cinco prudentes.  Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. 

Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron.  Mas a media noche se oyó un grito: ¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!  Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas.  Y las necias dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan.’  Pero las prudentes replicaron: ‘No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis.’ 

Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta.  Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: ‘¡Señor, señor, ábrenos’!  Pero él respondió: ‘En verdad os digo que no os conozco.’  Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.”

ACTOS DE PREPARACIÓN:

            Deseo llenar mi conciencia con el Divino don de la Fe;  porque no quiero que sea mi razonamiento quien me conduzca por el significado de esta parábola del Divino Maestro, sino que sea el Espíritu mismo de Dios quien me haga entender cada una de estas palabras.

De esta forma, será la Esperanza la que induzca mis conclusiones de cara a Jesucristo, siguiendo con diligencia su mensaje.

            Y ya plenamente revestido de tan maravillosos dones, me asiré a la Caridad para asegurarme de que cuanto comprenda, lo convierta en actos de bien y de amor.

PETICIÓN:

            Dios Todopoderoso y Eterno, mira con agrado mis acciones y enséñame el comino que he de recorrer para encontrarme contigo, sin importar la espera ni las vicisitudes que he de pasar para lograrlo.

EL TIEMPO Y EL LUGAR:

Jesucristo acaba de salir del Templo de Jerusalén y en los patios exteriores reúne a sus Apóstoles y discípulos para instruirles con lo que se conoce como “El Discurso Escatológico” (esto es, ‘de los últimos acontecimientos’); en él, incluye San Mateo esta significativa parábola del Señor sobre la necesidad de permanecer vigilantes ante la Segunda Venida del Mesías, lo que significa el Juicio Final.

Inmediatamente después de estas enseñanzas, Jesús irá a Betania para pasar allí su último día de libertad, pues al día siguiente celebrará la Pascua con sus Apóstoles y en esa noche será aprehendido.

LOS PERSONAJES Y ELEMENTOS:

Las diez vírgenes, somos todos los que queremos llegar al Reino de los Cielos.  El novio, es Cristo Jesús.  Las cinco vírgenes necias, soy yo cuando no procedo con diligencia ante los mandatos del Maestro. Las cinco vírgenes prudentes, soy yo cuando me preparo para recibir al Señor.  La media noche, es el final de mi vida humana, de mi existencia en la tierra.  Entrar al banquete de boda con el Novio, es alcanzar el Reino de los Cielos.  Legar al banquete cuando la puerta está cerrada, es no haber logrado llegar a la Gloria.

MEDITACIÓN:

¡En verdad que solamente debería estar agradecido con Jesucristo ante su bondad y misericordia!  Cuántas veces y de tan variadas formas me enseña la importancia de sus dones, para conseguir mi salvación.  Pero soy escéptico, incrédulo y desconfiado; no soy capaz de donarme ante sus instrucciones.  Ah!, no.  ¡Cómo voy a ser un títere sin voluntad!  Dios me la dio, y la voy a usar siempre.   Ese es el arrebato normal. . . Y se me olvida que la mejor forma de utilizar la voluntad es precisamente, entregándola a Cristo; igual que como Él entregó la suya: “. . . Que se haga Tu voluntad, Padre, y no la mía. . .”

Prudencia, esa es la maravillosa virtud que tengo que cultivar; que tengo que arraigar en todo cuanto digo, hago y soy.  Prudencia para esperar en Cristo y poder estar con Cristo.  Prudencia que me aparte de mi natural necedad y me revista de un “hombre nuevo” como sugiere San Pablo.  Prudencia que me permita anticipar mis carencias que me impiden acercarme al Señor.

¿Por qué me aferro tanto a mis vanas decisiones, si ya sé que con ellas no logro asirme de Jesús?  Por necio.  Porque la necedad me da una coraza dura que me permite mostrarme ‘como quiero que me vean’ y no como quiere Cristo.  Porque la necedad es esa ‘ayuda’ que acepto del Demonio para enfrentar al Creador y no hacer Su voluntad.  Porque la necedad alienta mi soberbia para sentirme poderoso, como un dios.  Y todo esto no es más, que la manifestación inequívoca de mi estado de pecado; no es otra cosa, que mi negación ante Dios.

Por supuesto que Dios me ha dado la voluntad para que la use libremente, y así lo hago; pero también debo darme cuenta que la mejor utilización de tan maravilloso don, es ponerlo a disposición del Señor.  Porque Él, Creador de todos los bienes, es también quien mejor conoce cómo hacerlos más fructíferos.  ¡Para eso quiere Dios mi voluntad, para obrar el bien en mí!  Por eso debo ser prudente, para permitirle a Dios su entrada en mi voluntad.

Es tan inmensamente grande la diferencia entre la sabiduría de Dios y mi escasa inteligencia, que no es ella el medio por el cual pueda comunicarme con el Creador; y entonces, para solucionar ese impedimento, Él me ha dado La Fe, para que lo que no comprenda de sus palabras con mi discernimiento, lo crea por Gracia. 

Y en el caso de mi voluntad sucede algo similar; la tengo atada a tantos contra puntos, que casi nunca la uso en su plenitud.  Esta suprema facultad, que debería unirme de forma instantánea a Dios por medio de La Esperanza, es muchas veces medio para mostrar mis debilidades humanas frente al Señor, especialmente con la soberbia; mal de males de cuantos poseo.

Igual sucede con mi libertad, resulta tan frágil y tan endeble; acosada por tanto egoísmo, que Dios me dio La Caridad para fortalecer mi entrega y ampliar mi rango de donación.  Solo manifestando en todo cuanto yo pueda el amor, es que puedo tener la seguridad de acercarme a Él, pues “Dios es amor”.

Ante estas realidades de mi ser, y tomando en cuenta el mensaje del Señor en esta parábola de las vírgenes necias y las prudentes, solo tengo una opción para acercarme al Creador, y esa es: cederle a Dios mi inteligencia, mi voluntad y mi libertad y estar atento y prevenido ante su llegada a mi vida.  Que me encuentre vigilante, atento y presto para reunirme con Él.

FRUTO:

VOY A ESCRIBIR DOS PROPÓSITOS TANGIBLES Y ALCANZABLES QUE DEBERÁN CAMBIAR MI VIDA, A FIN DE SER UNA PERSONA CONGRUENTE ENTRE LO QUE ACABO DE APRENDER DE JESUCRISTO Y LO QUE DEBO HACER COMO UN DIGNO SEGUIDOR DEL SEÑOR.

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ORACIÓN A MARÍA:

            Virgen Santísima, tú que eres la Reina de la Prudencia y la entrega al Señor, ayúdame a lograr en mis decisiones el camino y la actitud que tú mostraste ante Su voluntad, a fin de ser digno de Su invitación y Su compañía.

Por Jesucristo nuestro Señor.  Amén. 

PADRENUESTRO – AVEMARÍA

En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo.  Amén.

Afectísimo en Cristo de todos ustedes,

 

Antonio Garelli

 

 

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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.



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