"LOS OBREROS DE LA VIÑA" (16)

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¡Alabado sea Jesucristo!

 

México, D.F., Noviembre 5 del 2015

16.- “PARÁBOLA DE LOS OBREROS DE LA VIÑA”

(Mt 20, 1 – 16)

“En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña.  Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.

Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados, les dijo: ‘Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo.  Y ellos fueron.  Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo.  Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar a otros que estaban allí, les dice; ‘¿Por qué estáis aquí todo el día parados?’   Dícenle: ‘Es que nadie nos ha contratado.’ Díceles: Id vosotros también a mi viña.’ 

Al atardecer, dice el señor de la viña a su administrador: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros.’ Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno. 

Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno. Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario, diciendo: ‘Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor.’ 

Pero él contestó a uno de ellos: ‘Amigo, no te hago ninguna injusticia.  ¿No te ajustaste conmigo en un denario?  Pues toma lo tuyo y vete,  Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti.  ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero?  ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?’ 

Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos.”

ACTOS DE PREPARACIÓN:

            Solo con la Fe, extensión ultra dimensional de mi razón, se puede comprender el mensaje de Dios.  Sin ella, mi racionalismo no alcanza.  Por eso imploro a Dios su fortalecimiento, para que en mi limitada posición, pueda al menos acercarme a sus designios.

Igualmente, pido que la Esperanza, vía Divina para proyectarme hacia el Señor y sus promesas,  anide en mi alma el deseo constante de Su encuentro, y el anhelo perenne de mi sujeción a Él.

Y que la Caridad, sempiterno bien de mi Creador, actúe con toda su fuerza en la proyección de mi persona hacia Dios, a fin de que el Señor dignifique mis intenciones por alcanzar la salvación.

PETICIÓN:

            Amadísimo Señor, no es mi intención comprender tu Justicia Divina, ya que no lo puedo hacer por mis muchas limitaciones; pero sí requiero tu ayuda para aceptarla en mi vida tal como Tú quieres.

EL TIEMPO Y EL LUGAR:

Yo amo esos momentos del Señor Jesús en que, entre líneas, nos menciona a nosotros; precisamente a los cristianos de estos tiempos a los que, a pesar de faltar miles de años para que llegáramos a la Fe, ya nos tiene en cuenta. Para Dios no hay tiempo, ni lugar, ni forma que lo limite.  Por eso es Dios; porque nada lo limita, y en cambio Él, todo lo trasciende.  Este es uno de esos pasajes a los que me refiero; nosotros somos “los últimos” a los que alude el Señor.

Esta parábola la dice Jesús en el último viaje a Jerusalén; van subiendo a la ciudad para celebrar su ‘última Pascua’ juntos.  Es este viaje que el Señor realiza lentamente recorriendo toda Samaria, el sur de Perea y toda Judea.  Les ha hablado del desprendimiento de las cosas y posesiones en su nombre, y lo mucho que ganarán por haber decidido así, pero ha dejado muy clara esa frase que tanto los preocupa: “Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros”.  Simplemente no le han entendido, y tampoco han sido capaces de preguntar el significado.  Por eso les habla de “Los  obreros y El Dueño de la viña”.

LOS PERSONAJES Y ELEMENTOS:

El propietario es  Jesucristo, ‘con quien nos ajustamos todos’.  Los obreros de la ‘primera hora’, son los Apóstoles, discípulos y cristianos que conocieron el Evangelio de la fuente original, del mismísimo Jesús.  Los obreros de todas las demás horas, somos los cristianos de todos los tiempos, posteriores a Jesús de Nazaret.  Que el propietario pague siempre un denario, significa que todos los obreros recibiremos lo mismo como pago: la entrada en el Reino de los Cielos.

MEDITACIÓN:

Jesucristo hace gala del conocimiento que posee de la naturaleza humana; sí, porque Él es verdadero Dios, pero también porque como verdadero hombre ha analizado los comportamientos de sus discípulos.  Con ello sabe perfectamente cuales son nuestras reacciones ante lo que nosotros suponemos ‘injusto’.    Este es el caso; para algunos “primeros”, parece injusto que el Dueño de la viña acuerde con los “últimos” el mismo pago por el trabajo: recibir el Reino de los Cielos.

Y así como sucedió entonces, sucede ahora.  Tengo reticencia de esos ‘obreros’ (hermanos míos), que a último momento dejan su pasividad ante el Señor e inician (mucho tiempo después que yo), sus labores apostólicas dentro de la Iglesia.  Quisiera que ‘su pago’ fuese menor que el mío.  Esto es, “Porque somos materia caída en el pecado”; es la explicación que da San Pablo a este respecto. 

Y es que no solo es mío este torcido sentimiento; también es del Demonio que me instiga constantemente para que falle, está al acecho para que caiga porque no quiere mi salvación.

Igual pienso acerca del sincero arrepentimiento de todos sus pecados, que un disoluto moribundo (bien conocido por mí), recibe en el último momento de su existencia; creo que “no es justo” que logre el perdón.  Quisiera que hubiese tenido una penitencia mayor. 

Y a veces hasta me atrevo a pensar: ‘. . . Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor’, olvidándonos del mandato del Señor que “Hay más felicidad en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.” (Lc 15, 7)  Y no hay injusticia en tales hechos, porque lo importante es que todos nos salvemos; no importa si somos de los ‘primeros’ o somos de los ‘últimos’, lo que importa es que podamos recibir ‘el denario’ de pago del Dueño de la viña, Cristo, que es la salvación.

FRUTO:

VOY A ESCRIBIR DOS PROPÓSITOS TANGIBLES Y ALCANZABLES QUE DEBERÁN CAMBIAR MI VIDA, A FIN DE SER UNA PERSONA CONGRUENTE ENTRE LO QUE ACABO DE APRENDER DE JESUCRISTO Y LO QUE DEBO HACER COMO UN DIGNO SEGUIDOR DEL SEÑOR.

1

2

ORACIÓN A MARÍA:

            Amadísima Madre, tú que sufriste junto con tu Hijo las imperfecciones de la ‘justicia humana’, haz posible que yo acepte con la misma humildad que tú lo hiciste, los dictámenes de amor que Tu Hijo quiere que yo aplique en mi vida, en bien de mi salvación.

Por Jesucristo nuestro Señor.  Amén.

PADRENUESTRO – AVEMARÍA 

En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo.  Amén.

 

Afectísimo en Cristo de todos ustedes,

 

Antonio Garelli

 

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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.



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