"LOS PRIMEROS PUESTOS" (17)

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¡Alabado sea Jesucristo!

 

México, D.F., Noviembre 12 del 2015

17.- “PARÁBOLA DE LOS PRIMEROS PUESTOS”

(Lc 14, 7 – 14)

“Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: ‘Cuando alguien te invite a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya invitado a otro más distinguido que tú y, viendo el que os invitó a ti y a él, te diga: ‘Deja este sitio a éste’, y tengas que ir, avergonzado, a sentarte en el último puesto. Al contrario, cuando te inviten, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, sube más arriba.’  Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo en la mesa.  Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille será ensalzado.’”

ACTOS DE PREPARACIÓN:

            Al momento de otorgarnos su Don Divino de la Fe, Dios hace posible proyectar nuestro pensamiento hacia Él; por lo tanto, podemos comunicarnos por medio de la oración y la meditación para escuchar su mensaje.

Y lograr esta comunicación es lo que aviva nuestra Esperanza de cara a la salvación, en comunión con nuestro Creador.

            Sin embargo, solo si impregno de Caridad mis anhelos puedo estar seguro de realmente alcanzar la presencia de Dios; pues “Dios es amor.”

PETICIÓN:

            Jesucristo, Tú sabes bien que estoy expuesto constantemente a la soberbia y que mi condición de pecador me hace caer con mayor frecuencia de la que yo quisiera; por ello, Señor, dame fuerzas para combatirla y poder ser digno de Ti.

EL TIEMPO Y EL LUGAR:

Es ya el tercer año del Ministerio del Señor; con mayor precisión podemos decir que encontramos a Jesús en la última subida a Jerusalén. El Divino Maestro realiza la última visita a sus amigos y conocidos cerca de la gran ciudad y ha aceptado invitaciones a comidas y cenas, que son la reunión preferida entre los judíos.  Sus acérrimos enemigos, los escribas y fariseos, le han seguido en algunas ocasiones (invitados o no), para observarlo; pues ya han decidido aprehenderle y reúnen ‘pruebas’ para su ‘juicio’.  Ahora está en la casa de uno de los jefes de ellos y como Él es el invitado especial, ya hay una gran cantidad de personas en el lugar.

Está en Karem (a unos cuantos kilómetros de Jerusalén), donde vivía Nicodemo; que era de los principales de los fariseos, y al que algunos de los Apóstoles de Jesús llamaban el ‘discípulo oculto’.   Este hombre era ya una persona mayor y tenía una gran admiración por Jesús de Nazaret, al cual consideraba como el Mesías; pero el ‘qué dirán’ de los de su clase lo retenía indeciso respecto de su posición para con el Evangelio.  Nicodemo ha hecho la invitación de buena fe, pero todos los demás invitados ‘importantes’, no tienen buenas intenciones con la visita de Cristo; por lo que se presentan situaciones incómodas que Jesús maneja con su Maestría única.

LOS PERSONAJES Y ELEMENTOS:

Esta parábola, más que una similitud del Reino de los Cielos (que es el tema normalmente usado por Cristo en estas comparaciones), es un magnífico consejo del Señor que motiva a la humildad y a  las buenas costumbres de la ‘ubicación’; esto es, saber cuál es la mejor posición en la que debemos estar.

La boda, son las circunstancias que se nos presentan todos los días para dar testimonio de humildad.  El que invita a la boda, es Jesucristo.  Los invitados, somos todos los católicos que debemos ser ‘luz del mundo y sal de la tierra’ en la convivencia diaria con nuestra familia, en nuestro trabajo o en el círculo social en que nos desenvolvemos.

MEDITACIÓN:

Fe, Esperanza y Caridad: las tres Virtudes Teologales recibidas de Dios al momento de mi Bautismo, que me sirven para reafirmar tantas otras virtudes para la Gloria del Señor.  Por ejemplo la humildad.

Jesucristo enseña de muchas formas la humildad: lo hace con sus acciones, en sus parábolas y en sus consignas.  La humildad fue la primera virtud transgredida por el pecado; sucumbió ante la soberbia en el mismísimo Jardín del Edén, y esa es la razón por la que desde entonces Dios nos moldea en la humildad, porque la soberbia nos copó a todos.  La soberbia es la causa de todos los pecados; porque a partir de que ‘nos creyéramos’ como Dios, el Diablo se apoderó de nosotros.

La lección de Cristo aquella tarde en la casa de Nicodemo, es por demás clara.  Me enseña que debo ser prudente en mis elecciones, para no ser ‘puesto en mi lugar’ por otro.  Y ser prudente empieza con ser humilde.  “Primero la humildad, después todo lo demás.”  Así decidió el mismísimo Dios cuando se hizo hombre: nacer de una familia humilde; en un pueblo humilde, en un lugar por demás humilde.  Desde allí empieza Jesús su lucha contra el pecado (que es soberbia); desde ese estado de completa humildad.  Y no lo hizo por casualidad, lo hizo perfectamente consciente; con discernimiento perfecto de Dios.  Si Él lo hizo así, es para que yo le imite, para que haga igual que Él.  Porque primero me quiere humilde, pero por mi propia voluntad; para después hacerme obediente, pero consciente de que mi decisión es lo mejor.  Así fue Jesucristo, hombre; así debo ser yo, para asemejarme a Él.

¡Qué sutilmente lo dice el Señor! ‘. . .Cuando alguien te invite a una boda, no te pongas en el primer puesto. . .’ Qué bien sabe como soy; de lo primero que me previene es de mi vanidad, de mi falso orgullo, de mi soberbia.  E inmediatamente después, me advierte que puedo ser avergonzado; como anticipándome con ello la pena que voy a sentir ante las debilidades humanas, ante los juicios superfluos en mi contra, ante las faltas de caridad.

¡Y con qué claridad lo plantea Jesús! “. . . Al contrario, cuando te inviten, ve a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, sube más arriba. . .’  Humildad, esta es la base de mi accionar en todo cuanto quiera hacer, ya que, dicho por el mismo Cristo, con esta virtud como motor de mis actitudes, puedo lograr más de lo que yo mismo haya calculado.  Ah!, sí, decirlo es fácil; pero cómo cuesta vencer mis debilidades humanas, cómo cuesta hacer a un lado el deseo de sobresalir, de ser tomado en cuenta siempre, del protagonismo.

Es cierto, no es sencillo; pero a cambio del esfuerzo está la seguridad del resultado.  El bien y lo bueno, solo generan bien y mejor.  Esto es Ley Divina; por lo tanto, aunque cueste, es menester esta forma de actuar.  Siempre será mejor la humildad que genere bien, a la soberbia que lo aniquile.

FRUTO:

VOY A ESCRIBIR DOS PROPÓSITOS TANGIBLES Y ALCANZABLES QUE DEBERÁN CAMBIAR MI VIDA, A FIN DE SER UNA PERSONA CONGRUENTE ENTRE LO QUE ACABO DE APRENDER DE JESUCRISTO Y LO QUE DEBO HACER COMO UN DIGNO SEGUIDOR DEL SEÑOR.

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ORACIÓN A MARÍA:

Virgen Santísima, ¿a quién mejor que a ti para solicitar ayuda sobre la humildad?  Tú que has tenido las más famosas palabras al respecto y la más sincera actitud ante el Señor: “Hágase en mí según tu Palabra”;  ayúdame Madre Santa para imitarte hasta el extremo y ser tan humilde como Tu Hijo me requiera.

Por Jesucristo nuestro Señor.  Amén. 

PADRENUESTRO – AVEMARÍA                      

En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo.  Amén.

 

Afectísimo en Cristo de todos ustedes,

 

Antonio Garelli

 

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Solo por el gusto de proclamar El Evangelio.



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